El pasado viernes 11 de abril, cerramos con alegría nuestra jornada escolar previo a la Semana Santa con una experiencia profundamente significativa. Como comunidad educativa, vivimos una jornada de unión, sencillez y felicidad. Cada niño aportó un ingrediente para preparar una deliciosa ensalada de frutas con helado. Este gesto, aunque sencillo, reflejó algo mucho más grande: la fuerza de estar juntos, de compartir, de hacer comunidad.
Nos fuimos al circo, reímos, comimos crispetas, nos maravillamos con cada acto y, sobre todo, fuimos testigos de la felicidad genuina en los rostros de nuestros estudiantes.
Desde los más pequeños hasta los más grandes, y también nosotros, los docentes, disfrutamos como una gran familia que vibra unida.